Una de las primeras imágenes que acuden a la mente cuando se habla de la india es la de los encantadores, en las calles de las grandes ciudades, exhiben con desenvoltura su mercadería, constituida por cobras y pitones.
Estos últimos son a menudo mantenidos alrededor del cuello, mientras que las primeras suelen asomarse de un cesto alzando la parte anterior del cuerpo y dilatando la clásica caperuza con el dibujo de los anteojos.
A veces los encantadores de serpientes consiguen ofrecer un espectáculo sorprendente: decenas de serpientes se mantienen erguidas asomando la cabeza y el cuello de su cesto mientras el hombre toca una flauta.
En general, los encantadores tienen sus trucos, cuando no remueven los dientes acanalados del veneno, suelen descargar periódicamente las glándulas de sus cobras y con frecuencia sumergen a las serpientes en agua fría para mantenerlas tranquilas.
En definitiva, consiguen condicionar a las serpientes no tanto con la música (las serpientes tienen las cubiertas por una escama y son casi sordas) sino con un paciente estudio de su fisiología y su comportamiento.
Vídeo de Encantadores de Serpientes en Youtube