Son seres que, a pesar de no tener garras, alas o tan siquiera patas, se las arreglan los suficiente como para que nuestra especie las considere como una de las más peligrosas y aterradoras del planeta.Aunque muchas veces esa categorización carece de sentido y hasta hay quienes pueden temerle a una simple culebra, tampoco se puede negar que determinadas especies son tremendamente peligrosas.
Así, ya sea por su enorme tamaño, las mortales toxinas en el veneno que inyectan sus largos y afilados colmillos o por la forma en que atrapan y retuercen a sus presas, existen determinadas especies de serpientes que resultan tan infinitamente interesantes como atemorizantes. Con más 3.000 especies en todo el planeta, las serpientes han adaptado su cuerpo durante las diferentes épocas y como consecuencia algunas especies lograron conseguir características únicas.